miércoles, 28 de septiembre de 2016

Génesis






Génesis


Alfa y Omega,
se derraman las luces,
desde tus negros ojos,
mujer,
alta sacerdotisa
de mis aras incendiadas,
entre tus largas piernas de ébano
escondes un tesoro
de florida embriaguez.

Las heliconias
se abren entre sueños,
desde tus senos
colores de quimera
en rápidos torrentes
descienden
por valles y rodales,
en los estanques
de mi éxtasis
explosionan las orquídeas.

Diminutas estrellas
en el tálamo
ascienden
en etéreas procesiones,
sílfides desnudas
coronadas de auroras
acarician
la turgente urgencia
de mis deseos.

En dulce muerte,
la savia primordial
inunda la capilaridad
de tu alma material,
se funde con el ser,
llama el instinto
a las primitivas hogueras
al contacto de tu piel,
en la profundidad
de tu matriz de fuego
el génesis…
la vida. 



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jueves, 22 de septiembre de 2016

Néfesch




Néfesch

Ya en los cristales
de mis abiertas venas, cementeras,
el rastrojo se despeja,
vientos caprichosos, etéreos,
absurdas hadas en las gavillas,
indoloras sonrisas
despojadas de espigas,
acumulan estrellas.

Con desatada generosidad
besa la vida mi alma sombría,
desata una risa por allá,
arrastra aún una pena allí,
más la libertad, doradas alas
extiende en lontananza,
se embriaga, extiende el brillo
de alguna sonrisa cierta.

No importa si amanece
no es siquiera válido que anochezca,
es verdad que hay un amor quebrado,
aun arrastra los pies,
mas no se extravía,
bendita sea la hora que exista.

Amanece,
no importa la pesadilla,
el alma desnuda baila,
ebria por la vida,
recuerda el reflejo
de la ternura en unos ojos, se solaza,
no es nada o es enteramente
una algarabía brillante,
sentir en el aire
que entra a raudales
en mis pulmones envejecidos,
la vida entera.



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miércoles, 21 de septiembre de 2016

Selenita




Selenita

Mi yo profundo es quien está
en el lado oscuro siempre,
eterno, difuso, sutil,
indeterminado…
y desde el lado luminoso a veces
verlo todo es ya un reflejo inexistente.

No hay en mí venas, no espinazo,
estoy hecho de helio, no hay pies,
tengo millones de nodos,
en mí no existe un rostro,
ninguna especial connotación
y soy selenita, siempre de espaldas al sol.

Me muevo despacio,
en mi mundo natal y allá en lo negro,
lejos de esta tenue
casi inexistente atmósfera,
un mundo azul enorme
en el horizonte levanta los sentidos.

Y sigo buscando a alguien como yo,
alguien que huye de la luz calcinante
de la lejana y brillante estrella,
que se desliza en un millón de sensaciones,
sobre este polvo sin memoria de las eras,
en la soledad más absoluta .

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Ligeia




Ligeia

Si pudiera estar donde tú estás,
en la oscuridad de mis sueños
una luz permaneciera
encendida, cual una chispa ,
eternamente fantasmal.

Quizá crees que no he notado
las artimañas que usas
para retener mi corazón petrificado
en la frontera de aquel pelágico mundo
donde me dejo caer, yo,
que soy silencioso y me deslizo,
yo, que soy anguila voraz,
depredador de tus oníricas escamas,
que en súbito coletazo
hago huir a las rémoras iridiscentes,
pesadilla de argonautas,
enlutado señor de secretos abisales
que busca
azules estrellas bioluminiscentes
en el fondo oscuro del estanque
donde navegan tus retorcidos deseos.

Quizá crees que no he notado
que peinas tus enojos
en largas y negras guedejas
cuajadas de estrellas, mientras pretendes
atrapar mi alma rebelde
en aquel tu espejo refulgente de furia,
pues ya va siendo la víspera
y se acerca aquel instante luminoso
del bienaventurado despertar.




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Amor infinito









Amor infinito


La soledad es maestra
del silencio
se lleva las voces de todos
y con el sonido de la palabras
los recuerdos,
sin importar el color
de los sueños.

En el fondo el alma sabe
la verdad de la distancia
que hay
entre tu corazón y el mío…
¡un millón de años luz!

Sé que has sido diligente
para pavimentar esa distancia
con billones de ladrillos y pedruscos,
enrejándolo con incontable silencios
y eterna indiferencia.

Yo soy víctima de mi propio anhelo,
mi corazón sangra en el trajinar,
conoce la verdad,
mas no se resigna ni lo acepta,
pues de hacerlo
te habrá perdido para siempre.

Mi dolor más profundo
recorre los sinuosos recodos
de aquella senda,
sabe que no hay retorno,
y aunque lleva los pies destrozados
no se rinde
y sigue adelante.


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Resignatio





Resignación

He llegado al final de todas
estas estaciones donde mi alegría
truecase en relámpagos,
truenos del pantano
donde se estancan los sueños.

En esta mi hoguera yo
atizo el fuego,
para que no se apague la flama
del cosmos en tus ojos,
soplo con una triste vehemencia
en ella,
para avivar la candela
que chisporrotea indecisa
sobre la brasa de tus dudas.

Abrevaderos en el norte
donde cuatrocientos jinetes
al viento se reúnen,
ángeles caídos que no volverán
a los intrincados sueños
de un hombre que ha esperado el amor
sin sentido. 

Me cansé de la tristeza,
me cansé del sabor amargo de la hiel
de tu ingratitud,
me aburrí de esperar que fuera diferente,
y comprendí
que es así como el río siente
que fluye, solo y sin remedio
hacia la enormidad del océano
que es la vida y el tiempo para todos
y donde se diluyen todas las emociones,
todos los sentimientos,
en la inconmensurable masa acuosa,
donde unas lágrimas más
ya son menos
y donde se extinguen los torrentes,
donde es el morir
de todas  las emociones, el destino,
donde el rumor de la corriente
que ha bajado de las montañas
se apaga para siempre.

He arriado mis banderas,
mis gonfalones he devuelto
a los  profundos baúles del olvido,
jironados por tanta escaramuza y tanta batalla,
me he fatigado de luchar contra
la caballería de tu indiferencia eterna,
he depuesto mis armas en esta pírrica batalla
y he decidido, al fin,
¡olvidarte!.



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jueves, 1 de septiembre de 2016

Nada es para siempre



Nada es para siempre

Así es como tu borrosa imagen en mi memoria
me trae recuerdos entrecortados,
de tu rostro ya casi desaparecido,
de la impronta que mi alma tenía de él.

Así es como cada día pronuncio menos tu nombre,
la vida me trae sonidos ya disminuidos
de tu voz, ya casi enteramente apagada,
de la música que mi espíritu hallaba en ella.

Así es como tu perfume de mujer se diluye en la nada,
me trae leves aromas olvidados,
de tu cuerpo que nunca obtuve, ya casi desaparecidos,
de las sensaciones que en mi corazón despertabas.

Así es como tus hechos felices, tus requiebros,
me traen breves recuerdos, diminutos momentos brillantes,
destellos de tu ser entero ya casi olvidado, de tus sonrisas,
de los sentimientos que te guardaba, cuando te amaba, ¡cuánto te amaba!

Así es como toda tú, entera, que eras mi única alegría,
hoy te vas de mi mente sin pena ni gloria,
ya no dejas siquiera una pista, ninguna huella,
ni una brizna que diga que te echa de menos en mi corazón.

Así es como tu imagen, tu nombre, tu perfume, tu calor,
me muestran las heridas que dejaron tus actitudes,
en la última costra que hoy se desprende en lo profundo de mi alma
no dejan ya ninguna cicatriz, ni aun una rosada línea queloide.

Así es como tú desapareces de mis pensamientos,
entre el humo que el viento dispersa cada día en mi remembranza,
después de las luces, luego del ruido, del grito, de mi angustia de perderte,
más allá de los brillantes colores de los fuegos artificiales.

Así es como mi alma te despide en la noche, al transcurrir las horas,
bajo esta cruz del sur, sin amor, sin dolor, sin nombre;
ella se desnuda y deja que parta tu último recuerdo en este cielo azul,
y al soltar en el viento todo lo que lleva tu nombre... 



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Flores muertas







Flores muertas



Con qué derecho has desplantado mis espinas
del rincón del patio donde se abrigaban
al caer los tardíos rayos del sol de junio,
al cambiar la estación.

Con qué derecho me privas de ver las flores
con que una vez al año alumbraba
las horas del estío, con sus moradas reminiscencias
del éxodo de aquellos mis días, ahítos de soledad.

En el terral, tus florecidas macetas y sus rojas facetas,
día a día aguardaban con ansias el sol de mediodía,
y el agua que les regalabas cada tarde,
en tu nombre tomaron por asalto aquel mi rincón.

Con qué derecho, tú, forastera,
has levantado mi alma en el otoño,
con qué derecho has desplantado mis espinas,
para luego dejarme tan solo un jardín marchito de amapolas.





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